Para el investigador, su familia y compañeros de laboratorio han sido muy importantes a la hora de tomar decisiones

Una pasión que viene de lejos. Ese es el motivo que ha traído a Nacho Pérez Ortega, investigador del grupo Catálisis y Polímeros hasta este punto, recién nombrado doctor. “Desde que era pequeño siempre he tenido mucho interés por la ciencia, me compraba juegos de química que había en las tiendas y me interesaban este tipo de cosas. Cuando acabé el bachillerato me decanté por la carrera de químicas y mira dónde estoy ahora (se ríe). Ya en el último año del grado, llegó el momento de hacer el TFG, y me llamó la atención el grupo de Ana Carmen Albéniz, que trabajaba con polímeros. Así que lo hice con ellos”, explica Nacho.

Nacho junto a Ana Carmen Albéniz, su tutora de tesis

Hay momentos en los que tienes que poner en una balanza todos los pros y los contras de las decisiones que estás dispuesto a tomar. En el caso de Nacho, hubo dos motivos que desnivelaron la balanza para continuar su carrera investigadora en Valladolid. “Hacer el Máster Interuniversitario de Química Sintética e Industrial fue una decisión basada en seguir cerca de mi familia y continuar con la gente de mi laboratorio, ya que el ambiente era muy bueno. Aunque me veas aquí ahora, no siempre pensé en hacer el doctorado, porque a lo largo de la carrera no te explican muy bien cuál son las opciones que tienes cuando acabas. Casi no te cuentan para qué sirve el doctorado o el trabajo en una empresa privada y cuál es la mejor decisión viendo cómo te has desenvuelto”.

¿Cómo definiríais vosotros la experiencia de la tesis doctoral? El investigador tiene claro cuál es su definición. “El proceso ha sido como me lo esperaba. Es como la vida, una montaña rusa. Hay veces que estás muy arriba y otras muy abajo, con momentos de todo tipo. A parte de contar con un buen director de la tesis que te apoye, es igual de importante tener un grupo de investigación que no solo este formado por tus compañeros, sino también por amigos. Pasamos aquí muchas horas. Si tuviera que valorar el cómputo general sobre 10, yo le daría un 9”.

Muy buenos comentarios

El viernes pasado llevó a cabo la defensa de su tesis con el nombre “Polymerization of Norbornene and Alkenyl-Norbornenes Catalyzed by Palladium-Benzyl or Nickel-Aryl Complexes: Effects in Polymer Structure and Application as Catalyst Support” ante el tribunal y los buenos comentarios se sucedieron.

“Enhorabuena porque la lectura de tu tesis me ha resultado muy interesante, con una gran cantidad de experimentos, lo que significa que hay mucho trabajo detrás”, reconocía Juan Cámpora, presidente del acto e investigador en el CSIC. Por su parte, la primera vocal, la profesora Barbara Milani, de la Universitá degli studi di Trieste, incidió también en la “impresionante cantidad de trabajo” que Nacho ha realizado. “Felicidades no solo por la cantidad sino también por la calidad”, explicaba. Por último, Juan Ángel Casares, secretario del acto y catedrático del departamento de Química Inorgánica de la UVa, apuntó que “es una tesis muy completa, informativa y con un análisis muy meticuloso”.

El nuevo doctor posa con la portada de su tesis

“Empecé haciendo polimerizaciones pero también he estudiado mecanismos de reacción y catálisis soportada con complejos de cobre; hemos sintetizado una serie de polímeros utilizando complejos bencílicos de paladio de los que no había un reporte anterior sobre ellos; y hemos descubierto cómo se inician esas polimerizaciones y encontrado un sistema catalítico muy activo, el más activo hasta el momento, para la polimerización de norborenos con grupos de dobles enlaces colgando. Incluso hay una parte mi trabajo sobre fotocatálisis que no está recogida en la tesis, -no se pudo incluir en su momento porque faltaban una serie de detalles-, pero me parece un punto bastante importante que tiene que ver con la eficiencia energética”, explica el recién nombrado doctor.

Preguntado sobre si ha conseguido marcar todas las casillas que se propuso cuando inició el camino de la tesis hace cinco años, su respuesta es clara. “Marcarse unos objetivos cuando empiezas la tesis, y cumplirlos a rajatabla, es muy complicado. Cuando vas desarrollando tu trabajo, ves que surgen distintos caminos. Si investigas una química muy concreta, entonces es más sencillo, pero una tesis es como una espiral. Llegas al final pero no en línea recta. Creo que en mi caso, esos ‘objetivos’, si quieres llamarlos así, están conseguidos: han sido resultados congruentes e interesantes que aportar conocimiento a la comunidad científica. Y eso lo he logrado”.

Mirando al futuro

Nacho junto a sus compañeros a la salida del instituto

Nacho ya está mirando al siguiente paso en su carrera, aunque todavía está disfrutando el momento. “Estoy muy contento porque tengo contrato con la Universidad de Valladolid hasta septiembre y, paralelamente, quiero publicar en estos meses lo máximo posible sobre los temas en los que he ido trabajando. El siguiente gran paso, que no sé en qué momento se producirá, es irme de posdoctorado, si puede ser a Estados Unidos, mejor”.

Para finalizar, le hemos pedido que se dirija a aquellas personas que están pensando en dedicarse a la investigación. “Si quieren hacerlo, adelante. Es una oportunidad única. Si acabas de hacer el máster y crees que no es el momento, perfecto. Pero que no te dé miedo a entrar en el doctorado más adelante. La investigación no tiene edad, da igual que tengas treinta, cuarenta o sesenta. Yo animo a la gente a hacer la tesis porque te da muchos conocimientos de la materia que estás estudiando, pero también es una experiencia personal muy importante”, finaliza.