Los resultados de su tesis son esperanzadores para combatir a dos de los mayores enemigos de la sociedad actual

Elena Cuéllar González entró en el grupo de investigación MIOMeT, perteneciente al IU CINQUIMA, para el trabajo de fin de grado. De eso hace más de seis años y desde entonces no ha dejado de trabajar con ellos. Después de terminar la carrera decidió hacer el Máster Interuniversitario de Química Sintética e Industrial y, posteriormente, lanzarse a desarrollar la tesis doctoral. Esta última, en concreto, han sido cuatro años y medio de un duro trabajo.

“Sí que es verdad que antes de entrar al grado muchos pensamos que la química orgánica, como está relacionada con el mundo vivo, te va a gustar más. Sin embargo, una vez entras, ves que la química inorgánica también lo está. Yo tuve claro que esta última es la que realmente me gustaba desde las primeras asignaturas que di en la carrera”, relata la investigadora.

Elena junto a sus compañeros del MIOMeT

“Cómo acabé en el MIOMeT ya fue más casualidad. Salió un programa de residencias estivales y como de química inorgánica el único grupo que se ofertaba era este, los elegí. Una vez dentro, tanto el proyecto como su forma de trabajar me gustaron mucho y decidí quedarme. Y hasta ahora”.

La nueva doctora sabía que cuando terminase la tesis llegaría el momento de escoger su camino. Ese momento ya ha llegado y Elena tiene muy claro cual va a ser el siguiente paso. “A mí me gusta mucho la docencia y es algo que siempre he querido hacer. A lo largo de este proceso en el que he desarrollado la tesis me he reafirmado todavía más y he descubierto que es mi verdadera pasión. Por eso, he estado preparando, paralelamente, las oposiciones de Educación Secundaria. Si lo piensas, la tesis reunía estas dos cosas. Por un lado la investigación, que es muy interesante y te forma tanto profesional como personalmente, y por otro la docencia, a través de los trabajos de fin de grado y de máster que nos llegan al laboratorio. Quiero dedicarme 100% a la docencia”.

Una tesis atrevida

Elena junto al director de su tesis, el catedrático Fernando Villafañez

Hace unos días que llevó a cabo la defensa de su tesis “Complejos de rutenio (II) con ligandos pirazol o pirazolilamidino: reactividad y propiedades físicas” ante el tribunal y el resultado ha sido más que satisfactorio. Así se lo han hecho saber los miembros del mismo. “Felicitarte por el gran trabajo y por la grandísima cantidad de resultados publicados. La presentación ha sido muy clara y me ha resuelto varias dudas que tenía”, reconocía el secretario del tribunal, el doctor Raúl García Rodríguez, de la Universidad de Valladolid.

La doctora Marta Martínez Alonso, de la Escuela Nacional Superior de Química de París, que actuó en este caso como vocal, comentó sobre la misma línea. “La tesis en sí está muy organizada, es sistemática y se lee muy bien. Ha sido muy llevadera. Enhorabuena por esa parte”. Por último, el presidente Miguel Ángel Ruíz, profesor de la Universidad de Oviedo, señaló que esta tesis “es un trabajo atrevido, ya que has estudiado complejos que han sido investigados durante varias décadas y aun así has encontrado resultados novedosos”.

Unos resultados novedosos… y esperanzadores

Elena posa con la tesis en su campana del laboratorio

“Mi proyecto se basa en los complejos de rutenio. Un complejo es, de forma básica, un metal al que le rodean otras moléculas. En este caso el metal es el rutenio, eso siempre ha estado claro en nuestro proyecto”, explica Elena. “En mi tesis no nos hemos centrado en descubrir estructuras moleculares muy novedosas, sino que hemos trabajado basándonos en estructuras similares ya conocidas, pero introduciéndoles nuestro famoso ligando: el “pirazolilamidino”. ¿Por qué? El esfuerzo se ha focalizado en sus aplicaciones”.

Este apartado es quizás el más potente de toda la tesis de Elena, con unos resultados prometedores, y que se podrían utilizar para solucionar dos de los problemas que más dolores de cabeza levantan en la sociedad actual. “Estamos muy contentos con los resultados ya que se ha demostrado que los compuestos tienen potencial para conseguir reducir el dióxido de carbono (CO2) y como antitumorales en la lucha contra el cáncer. Que estos compuestos tengan aplicabilidad, o al menos sean capaces de ayudar en un futuro a que la investigación siga avanzando para resolver estos problemas, es fantástico”.

Relación empresa-investigación

Para que estos resultados continúen desarrollándose es importante que las empresas conozcan las investigaciones de los distintos grupos. “El problema que solemos tener es que el contacto con las empresas es muy pequeño, entonces es difícil que se fijen en tu investigación. Esto es lo que falta por trabajar dentro de la investigación, fomentar esas relaciones entre empresas y la universidad. Es muy necesario que las empresas se pongan en contacto con los grupos de investigación y, a través de esta relación empresa-investigadores, que está, por desgracia, poco frecuentada, se siga trabajando en los resultados”.

Por último, pedimos a Elena que se dirija a aquellas personas que están pensando en realizar una tesis doctoral o que están dudando en si dedicarse o no a la investigación. “La gran ventaja de hacer una tesis es que cuando sales de la universidad, aunque tengas claro a lo que te quieras dedicar, hasta que no entras de lleno en el mundo laboral no te das cuenta de qué es lo que realmente quieres hacer. Gracias a la tesis puedes seguir formándote de una manera mucho más independiente, ya que te permite elegir por ti mismo la dirección de tu aprendizaje, lo cual no sucede durante cualquier carrera. Gracias a ello, cuando acabas este proceso, te conviertes en una persona ampliamente formada, independiente y con las ideas claras. Además, la tesis es casi la única forma de dedicarte a la investigación nada más acabas el grado, ya que en una empresa es muy difícil que recién graduado te dejen ‘pensar tanto’, finaliza.