Sergio Sopeña es un ejemplo de la cantera de investigadores del IU CINQUIMA. El palentino, que con 18 años comenzó sus estudios superiores en lo que por aquel entonces en la UVa era la Licenciatura en Química, se formó y preparó en el Instituto. Tras un gran recorrido profesional que comentaremos con él, primero echamos la vista atrás para repasar cómo transcurrieron sus primemos años en los laboratorios en la que fue y siempre será su casa.
“Haciendo memoria para hablar contigo me doy cuenta de los años que han pasado desde que empecé a estudiar química. Voy a intentar que esto no parezca las batallitas típicas que cuentan los abuelos”, reconoce riéndose el actual investigador de AIMPLAS.
“Si nos vamos al principio de todo, estudié química porque soy muy curioso. Me gustaba saber cómo funcionan las cosas, cacharrear, ver colorines… vamos, lo que ves en las películas. Si no recuerdo mal, ya en la carrera, mi primer año el laboratorio lo dio el profesor José María Andrés, investigador del grupo Síntesis Asimétrica y Catálisis (SintACat). Ahí fue cuando vi que me gustaba mucho estar en el laboratorio. En el segundo curso tuve la asignatura de Química Orgánica con el profesor Rafael Pedrosa. Fue de las que más disfruté a lo largo de la licenciatura. En ese momento conocí por primera vez el edificio Quifima, con las instalaciones casi a estrenar. Ver todo aquello cuando acabas de empezar, como quien dice, fue “una gozada”, recuerda.
Un momento clave
A lo largo de nuestra vida profesional todos contamos con una persona que se convierte en una figura determinante cuando miramos a nuestro pasado con perspectiva. En el caso de Sergio, fue la Profesora. Alicia Maestro, nuestra investigadora del grupo SintACat.
“Una vez finalizamos el curso, Pedrosa nos invitó en verano a hacer reacciones, y algunos nos apuntamos en nuestro tiempo libre”. Ese es mi primer contacto real con la Química. Aunque quizá el año clave para mí fue tercero, cuando nos apuntamos a las residencias estivales para hacer prácticas en verano y empecé a trabajar con Alicia Maestro”.
“Ella me enseñó casi todo lo que sé en el laboratorio. Estuvo muy pendiente de mí, mostrándome muchos trucos, la forma correcta de hacer las cosas y proponiéndome nuevos retos. Me acuerdo que un día me mandó hacer una síntesis, -que ella ya había hecho previamente aunque yo no lo sabía-, y comprobó que los resultados coincidían. Así de pendiente estaba. Las prácticas del último curso también las hice con ella”, explica.
El Máster, en el IU CINQUIMA
Cuando se termina la carrera, llega el momento de tomar decisiones. Y Sergio parece tener claro que acertó de pleno con la suya. “Cuando acabé la licenciatura decidí hacer el Máster Interuniversitario en Química Sintética e Industrial. En él nos dieron mucha libertad para aprender, equivocarnos y resolver problemas por nosotros mismos. Fue una experiencia muy recomendable”, reconoce.
“Una vez lo terminé, decidí hacer el doctorado en Tarragona porque me surgió la oportunidad de ir al Instituto Catalán de Investigación Química (ICIQ). Creo que cursar el máster me permitió ganar independencia y eso se notó en los primeros días que estuve allí. Cuando llegué sabía manejarme en un laboratorio, interpretar resultados… en definitiva, podía moverme con facilidad y eso se nota. Así que nada, en el ICIQ me uní al grupo del profesor Arjan W. Kleij y estuve con ellos cuatro años”.
Sin miedo a cambiar de aires
De su etapa en el ICIQ Sopeña resalta la gran cantidad de contactos que hizo y la posibilidad de trabajar en un entorno internacional, además de la autonomía que te otorga hacer la tesis. “En el doctorado tú eres el que tiene que sacarse las castañas del fuego, así que si ya estás preparado para eso, como nos prepararon en el máster, pues mucho mejor. Ese proceso de adaptación te resulta más sencillo”, señala
“Una vez terminé el doctorado, me surgió la posibilidad de trabajar en otro grupo del ICIQ como técnico de laboratorio. Digamos que esto me dio la posibilidad de conocer la gestión de laboratorio y todo lo que tiene que ver con proveedores, reactivos, seguridad, cómo arreglar los equipos, etc. Estuve año y medio en ese puesto hasta que me fui a Manchester de posdoctorado. Trabajé con una empresa llamada Unilever, marca que fabrica productos de higiene personal como champús, geles o desodorantes. Allí me encargaba de desarrollar polímeros para ellos. Cuando decidí volver a España me pilló todo el tema del COVID-19”.
Echar raíces
Tras todas estas experiencias, el investigador busca estabilidad y parece que la ha encontrado en Valencia. Más concretamente en Paterna. “Estoy muy contento en AIMPLAS, que es el Instituto Tecnológico del Plástico. La investigación es un poco distinta comparada con la que se hace en la universidad. Aquí he encontrado una estabilidad. Me hubiera gustado ser profesor de universidad pero el camino que hay que seguir para llegar a conseguirlo, creo, a estas alturas de mi vida, no está hecho para mí. Es mucha incertidumbre y temporalidad. El premio es muy bueno, y enseñar me encanta, -en este trabajo tengo algunos alumnos y lo disfruto mucho-, pero a cierta edad buscas estabilizarte en un sitio”, reconoce.
“En AIMPLAS ayudamos a las empresas a implementar nuevos desarrollos tecnológicos de diferentes formas. Me encargo tanto de buscar financiación para desarrollar proyectos de investigación y preparar consorcios de empresas, como de investigar e impartir formación. Al final, si lo piensas, he tocado muchos campos. Desde la investigación en la universidad, a la investigación aplicada en una empresa, -pasando por la gestión de un laboratorio-, y ahora tocando las relaciones con las empresas y gestión de proyectos. He intentado aprender de todo y obtener una base más general posible. Luego más tarde siempre habrá tiempo de especializarse. Fíjate, en la carrera también hice las prácticas en Química Analítica. Allí aprendí a usar un HPLC, optimizar un método analítico y reparar algunas cosillas, pero la experiencia también me sirvió para saber que por ese camino no me veía aunque el grupo era genial”.
Para finalizar, le pedimos a Sopeña un consejo para los estudiantes que ahora mismo están en su misma situación cuando él terminaba la carrera. “Les recomiendo que hagan lo que más les guste y que no se preocupen por el trabajo o las salidas. Trabajo siempre hay. Igual no en Valladolid pero sí en muchos otros lugares, solo hay que estar dispuesto a moverse. También les recomiendo hacer el máster, e incluso el doctorado en la UVa, porque al final la experiencia te permite conocer y aprender de lo que eres capaz. Te permite, por así decirlo, espabilar de cierta forma y enfrentarte a lo que no sabes. Todo es una preparación para el futuro: obtener herramientas que nunca sabes cuando las vas a necesitar para afrontar los problemas que te encuentres”, finaliza.